viernes, 12 de septiembre de 2008

Respiracion

Los pasos sobre el asfalto suenan mas fuerte cada vez. Mi respiracion se acelera, vuelve el ritmo cardíaco y los dedos de las manos comienzan a exceder el nivel máximo de sangre por arteria. Los pasos son cada vez más rápidos, cada vez más firmes, y el mundo se detiene. Sólo estamos el asfalto y yo, yo y el asfalto. Como quien no quiere la cosa han pasado ya casi 60 minutos y el ritmo de los pasos sigue férreo, superando obstáculos y relamiendo el sabor agridulce de la derrota del sudor.

Volviendo a casa. Andando. Como si lo que viniera detrás quisiese ahogarnos, huyendo del pasado y del presente en busca de un futuro que no termina de llegar. Andando o más bien corriendo. Huyendo. Maldita mediocridad...

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