La verdad es que no me gusta demasiado escribir en este blog, espacio que considero íntimo y personal (como la película), de política u otras circunstancias advenedizas de la actualidad.
Pero no puede resistirme, amigos, a dar mi opinión (en el periódico no puedo ni debo, como sabéis), sobre los cambios que se han producido en los últimos días en la ciudad.
Bueno, o mejor dicho, quizá debería dar mi opinión de los no cambios que se han producido en la ciudad, puesto que de nuevo, nuevo, poquito, poquito.
En el Ayuntamiento se respira el mismo olor a rancio que de costumbre. Las caras y los gestos son los mismos, los síntomas de alegría de las primeras horas van tornándose en preocupación, en estrés y en divagación paulatinamente. Los de antes eran malos, pero nadie nos asegura que estos sean mejores.
Aunque han cambiado algunos despachos de sitio e inquilinos, el costumbrismo ha vuelto a dirigir una administración que demuestra de nuevo que no está acorde con los tiempos.
Son las mismas caras, las mismas opiniones, el mismo enfrentamiento con los mismos argumentos y los mismos enemigos y amigos; es el mismo final de la misma historia, la misma sensación de monotonía y de resquemor, el mismo deambular por los pasillos y la misma predilección por las personas, los de confianza y los que no lo son.
Sé que alguno de los que siguen habitualmente este blog (que palabra más fea, por dios), entenderá lo que digo. Algunos de vosotros sabeís como yo que de sabia nueva, poquito, poquito, y que de los cambios, los menos, de la innovación, apenas, de la aportación fresca, nada.
En fin. Quizá es que yo me he empecinado en pretender cambiar el mundo en dos días, y los cambios se consiguen poco a poco. Mi impaciencia comienza a agotarse y hace décadas que me dí cuenta de que al final, como en las películas, los malos siempre son los mismos, y los buenos también.
Esperemos que por el bien de esa ciudad donde convivimos (mal que bien), los cambios, pero los de verdad, los profundos, los de mentalidad y forma de hacer las cosas, lleguen pronto. Aunque sean con los mismos nombres, las mismas caras y las mismas personas...
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