No se por qué motivo me gusta llevar crucigramas en el coche. El otro día compré un libro de ellos. Sólo 0,75 céntimos, de esos de autodefinidos que nunca encajan bien las soluciones y que cuando haces cuatro o cinco ya sabes que el resto tendrá las mismas palabras mezcladas.
Aún no lo he estrenado. La culpa la tiene que he recuperado mi vocación de los puzzles. A ver si acabo de una vez ese tan bonito y tan difícil, el jodío de los Esposos Arnolfini. Me gusta el arte, ya sabeis. El siguiente será la Gioconda, es típico, lo sé. Pero no lo he hecho nunca y queda muy bonito.
Bueno, no os aburro con mis cosas. Si alguien sabe por qué necesito llevar crucigramas en el coche que me lo diga.
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