
No me sueltes de tu mano. Me entra el miedo si te vas lejos. Aquí. Ahora. En esa playa de nuestra infancia. No me sueltes de tu mano. Como si el camino fuera sencillo a tu lado. Como si esa mirada valiese un mundo. Como si la dulzura de tus ojos y la sonrisa picarona de tus labios no se fuesen a borrar nunca.
No me sueltes de tu mano. Como aquella tarde.
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