miércoles, 4 de febrero de 2009

Y NUNCA TE LO DIJE...

Ahora que afuera llueve me siento más vulnerable que de costumbre. Y esa sensación de derrota hace que recuerde que un día te fuiste sin decirme adiós.

¿Sabes?, durante un tiempo largo, unos años quizás, te maldije por haber marchado sin más, por no haberme avisado de que aquella tarde sería la última, por no haberme dicho que volverías algún día, aunque pasara el tiempo, por no haberme prometido que cuando yo te necesitara estarías a mi vera.

Ahora. Hoy. Hace un rato he vuelto a pensarlo. Pese a la distancia que impone el tiempo y la madurez que me dan los años las respuestas no terminan de llegar. Supongo que te fuiste porque tenías que hacerlo. Había llegado tu hora. Es más. Creo que decidiste que aquel era el momento exacto para hacerlo, una vez superadas las confesiones amargas, las peleas y los desencuentros. Agarrada a mi mano, sin alzar la voz, sin querer molestar, en un suspiro, te sentí alejarte para siempre..

A veces como ahora siento que te debo muchas palabras perdidas, que mi deuda contigo nunca será saldada por completo, que fueron demasiados los momentos en que te saqué de quicio, demasiados los minutos que perdimos en discusiones inútiles y sin sentido, a veces pienso que ninguno de los dos, en los últimos años que estuvimos juntos, fuimos como queríamos ser en realidad.

A veces lloro pensando en lo que me gustaría que volvieras. Quiero contarte qué he hecho en todo este tiempo sin ti. Quiero decirte cuánto te he echado de menos, decirte en qué me he convertido, quién he sido, quien soy y quien pienso seguir siendo; muchas veces tengo la necesidad acuciante de contarte cómo es ella, porqué la amo tanto, que en mi vida hay personitas nuevas que se merecen lo mejor porque sólo dan cariño sin pedir nada a cambio.
Muchas veces pienso en escribirte y no sale nada de mi conciencia. Otras que no tengo a mano unas cuartillas o el portátil empiezan a venirme ideas. Quiero contarte que cada día que pasa encuentro un hueco para ti, aunque sea pequeño. Quiero contarte que soy lo que soy gracias a ti y a nuestros momentos de soledad compartida durante años.

Vuelve. Me gustaría verte aparecer ahora vestida con esa bata azul claro de andar por casa, regañando, murmurando, acariciando. A veces te echo de menos tanto que me sorprende la madrugada pensando en ti y es entonces cuando más me doy cuenta cómo de absurdo es que te hayas marchado y yo siga aquí, esperando volver a verte algún día como si fuera un niño. A veces, si miro por la ventana, allá a lo lejos, en medio de las gotas de lluvia que inundan el horizonte, estás tú protegiéndome, observándome, cerciorándote de que sea una buena persona, de que me convierta en un hombre de provecho.


Te echo de menos, ¿sabes?. Quiero que lo sepas. Quiero que donde quiera que estés sepas que te extraño a diario, que te extraño mucho. A todas horas.
No soporto la idea de no tenerte aquí, conmigo, no soporto el peso que supone no tenerte a mi lado para que me ayudes a superar los momentos difíciles como éste.
Daría cualquier cosa por que volvieras. Aunque fuera un segundo.
Te debo mi vida. Te debo lo que soy.
Sólo sé amar porque tú no me enseñaste a odiar…
Y nunca te lo dije.

No hay comentarios: