Que estuvieras aquí. Que el mundo deje de girar un segundo. Que la comida me sepa a sal y la sal a mar. Que las canciones de los 80 sigan siendo nuestra banda sonora, que los políticos no nos engañen, que en el infierno haga frio y en verano menos calor.
Que te quedes a mi lado. Que me abraces. Que los viajes previstos se hagan realidad. Que Adriana llegue cuando tenga que hacerlo. Que el mundo se detenga. Que el invierno sea para Lisboa. Que me beses sin venir a cuento. Que mis amigos sean felices, que Katie Holmes deje a Tom Cruise y se venga conmigo. Que se mueran los poetas...
Deseo que no tengas que irte cada noche después de hacerme el amor. Deseo que el genio salga de una puñetera vez de la lámpara y me conceda los tres deseos que me prometió. Deseo paz en el mundo. Un trozo de bizcocho de chocolate. Un abrazo.
Que te quedes a mi lado. Que me despiertes cuando la noche ceda el paso a la salida del sol. Que mis ánimos sean eternos. Que tu sonrisa se componga de siluetas de felicidad. Que el Madrid pierda (ya perdió), deseo que alguien fotografíe nuestra alma, que los incrédulos crean, que los que nunca lloraron comiencen a hacerlo, que sus lágrimas mojen la tierra y que la tierra haga que florezcan rosas rojas para pincharme cuando las corte.
Que estuvieras aquí. Que el reloj vuelva a andar. Que vuelva tu sonrisa. Que tus manos sean las mías, que París no esté tan lejos, que Sabina vuelva a firmarme aquel libro que no se dónde guardé, que el dinero desaparezca, que mi alma se quede con la tuya unos días, que volvamos a vernos algún día, que nunca deba suspirar sin motivo, deseo que el genio me odie, que esta noche acabe lo antes posible y que aquellos que están tristes vuelvan a sonreir pronto.
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