No merece la pena. En serio. La lucha diaria, el dolor, el sinsabor, la derrota, las críticas, las miserias, las mentiras, las presiones y el ron con cola.
Las palabras se las lleva el viento. Las noticias vuelan. Los teléfonos echan humo, el infierno se vuelve cercano. Toda la noche sin dormir.
Tengo ganas de largarme. De volar. De huir.
No merece la pena. No hay respaldo. Ni aplausos. Ni explicaciones convincentes.
Las palabras se las lleva el viento. Aunque sean ciertas.
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