viernes, 8 de mayo de 2009

HUIR

Son poco más de las doce y media de la noche. Os confieso que por un momento he perdido las ganas de luchar, que me ha invadido la lástima de mi mismo, he visto venirse abajo algunas ilusiones, moverse los cimientos de una existencia que nunca, por otra parte, fue placentera.

Si mañana veis en mi rostro el espejo del alma no me acuseis de vehemente. Tengo la ligera impresion de que los días que se avecinan serán duros, desagradables, ingratos.

Busco trabajo. Casi me da igual de qué. Quienes me conoceis ya estais al tanto de las pocas cosas que sé hacer. Quienes no esteis tan cerca de mi preguntad, prometo responderos con ímpetu, coherencia e ilusión.

A veces en la vida llega el momento de cambiar, de largarse por la puerta falsa, de levantarse de la silla y dar la vuelta al escenario para salir por la puerta de atrás, a veces es hora de gritar, de lanzarse al vacío a sabiendas de que no tenemos alas para volar.

En estos momentos la ilusión me ha abandonado. Reconozco que hace días que no tenía las ganas de huir que tengo ahora mismo, que hacía años que no me sentía así de frustrado, de inquieto, de contrariado.

Espero que pronto podais ver una mejor versión de mí. Sé que en algún lugar del cielo hay alguien que me protegerá, alguien que me ayudará a tomar decisiones correctas y a ser mejor persona, sé que en algún rincón de mi memoria hay cosas suficientemente sólidas para hacerme más fuerte, que en el futuro hay todavía muchas cosas bonitas por pasar aunque ahora no las encuentre.

Bueno. Basta de lamentos. Diez minutos escribiendo (son las 0,41 horas de esta maldita madrugada), supongo que habrán sido suficientes para aplacar mis amarguras, supongo que algo de música me calmará, supongo que tus mensajes de ánimo serán mi alimento en estos momentos en los que me gustaría desaparecer, largarme sin hacer ruido, huir...

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