jueves, 3 de septiembre de 2009

EL BUZO


Cuando el buzo no aparece la vida se nos va. Igual que cuando no suena el teléfono (hace días que no lo hace). Igual que cuando los políticos bromean y yo me rio sin ganas.

Cuando la vida nos puso delante la miel no supimos probarla. Esta mañana pensaba en aquella noche de luna llena, cuando estuviste en mis brazos.

Quise contártelo. Quise recordarlo contigo camino al hogar de los desempleados, pero no me atreví.

Quizá cuando el buzo aparezca mañana en la portada del resto de periódicos algo me haga ver por fin que este trabajo no es para mí.

Cuando la vida nos da algo también nos quita algo. Yo he perdido, he ganado, he disfrutado y he sufrido contigo y sin tí.

Hace días que no suena el teléfono. Y lo extraño.

Esta mañana pensaba en aquella noche que nos llovía tanto, en aquellos abrazos improvisados que no perseguían nada más que la felicidad, en aquella luna, en los cristales empañados, en las reconciliaciones, en los mensajes en clave, en Madrid.

Cuando el buzo me llame será tarde. Pero ¿sabes?, me da igual.

Hace tiempo que me di cuenta de que haga lo que haga estoy condenado a seguir aquí, esperando que vuelvas, oyendo la ventana silbar con el viento, soñando despierto, susurrando canciones que me prometiste, leyendo libros que nunca me regalaste, rezando lo que sé para que mañana, cuando me levante, el buzo no haya hablado con otro y me haya condenado a los infiernos, una vez más.

No hay comentarios: