Hay tantos que sufren que es ignominioso quejarse. Hay tantas lágrimas, tantos fracasos, tantas decepciones que resulta dramático exponerse al ridículo de protestar.
Cuando la línea contínua se acaba casi siempre aparece una de trazos cortos.
Cuando el día muere la noche lo estira hasta que nace de nuevo.
Hay tantos que sufren que es ignonominioso quejarse. La queja ofende, la protesta abruma, nos hemos convertido en seres repetidos, en actores de una farsa constante, en esclavos del siglo XXI.
Le di su oportunidad , como me habían recomendado, y me gustó.
Bruno e Marrone.
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