La sala es blanca. Antesala del desastre o la liberación.
En el cruce hay negros. Venden pañuelos de papel ataviados sólo con un gorro de lana de marca deportiva falsificada y un pequeño chubasquero.
Las luces de neón se activa y en los clubes cerrados la actividad está a punto de volver a comenzar.
La cajera me mira. Cree que me conoce pero yo lo niego.
La sala es blanca. Antesala del dictamen.
En el cruce hay más negros. Son jóvenes, displicentes, simpáticos. Uno de ellos choca sus manos con el conductor de un turismo que le ha comprado una caja de pañuelos de papel. Sonríe. Es felíz con sus pañuelos y su gorro de lana de marca deportiva falsificada y su pequeño chubasquero.
La sala es blanca. Piedras blancas. Puertas de cristal biselado, blancas. Sillas blancas. Paredes blancas que rompen la monotonía de las fotos enmarcadas en negro.
Negros que venden pañuelos. Sillas blancas. Antesala del desastre o la liberación.
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