sábado, 8 de mayo de 2010

SÁBADO DE NUBES

Dos niños juegan en la calle. Tumbados boca arriba, la bicicleta de él acostada junto a ellos.
La madre grita, grita y grita. Pero ellos no oyen.

Dos niños juegan en la calle y yo pienso en tí. Recuerdo cuando jugábamos en la calle, cuando mirábamos la vida pasar sin pensar que habría algo detrás.

Los niños se cogen de la mano. En la calle no queda nadie, solo esos dos niños.

Igual que en mi memoria. No queda nada más que los sueños que se rompen al amanecer, no queda nada más que la libertad de las madrugadas, que la mirada perdida, que el saludo que nos dimos cuando te encontré y me acerqué a ti por la espalda, no quedan nada más que los dos besos que me diste la primera vez, borrachos ambos.

Dos niños juegan en la calle. Es sábado de nubes. Es tarde de melancolía, de preguntarse si vas o no a volver, como dice la canción.

Los niños casi no hablan. Ladean sus cabezas y se miran. Cuando crezcan recordarán este momento, o quizás no.

Yo, ahora, te recuerdo.
Y te extraño. Como extraño a todos aquellos que me quisieron y se fueron, como extraño las lágrimas cuando no puedo llorar, como extraño las despedidas en los aeropuertos, como extraño las mañanas oyendo llover, como extraño la maleza por donde tantas veces pisé, como extraño el ruido de los domingos, como extraño que despertaras un minuto después que yo, como extraño la vida.

Dos niños juegan en la calle. Es sábado de nubes.

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