jueves, 22 de julio de 2010

LOCURA COTIDIANA

Existe un pasillo largo, ancho, luengo, largo… teñido de una luminosidad clara y apagada; ligera y espesa de neblina nostálgica… y todo ello pasando por grandes ventanales.

Por las mañanas, al levantarme, me siento un rato prolongado en uno de sus extremos para ver como lo cruzan los fantasmas reales de mi existencia doliente de paz… “prazida” de infierno… - ¡¡¡Mirad!!! Ahí pasa Marina…¡¡¡Qué olor a naranja amarga ¡¡¡ Está igual… su generosa sonrisa… Sus ojos grandes y tristes se han posado sobre mí como lo hicieran veinte años atrás en aquel lugar que sólo fuera nuestro… donde me dijera que su camino era otro… que se iba siguiendo otra senda que no era la mía…

Ahora pasan mis cuatro hermanos, Abel, Paquito, Juan, Albano…-¡¡¡Qué olor a inocencia!!!... Qué pequeños los veo… -¡¡¡ Qué grandes siento sus espíritus!!! … Si… jugad… que vuestros rostros no reflejen le soledad sufrida de ser multitud, el olvido de aquellos que debieron habernos amado tanto, la atrocidad de Adán…la callada locura de Eva…

- ¿Y tú? ¿Quién eres? ¿Por qué vienes de frente, muchacho de cabello nocturno, entrelazado compromiso y torso de David? -¡¡¡ Quieto!!! ¡¡¡ Para!!! … No sigas…Hueles a sal y a azahar… Adivino tu alma de vate, tu sensibilidad a flor de mi piel… ¡Ya sé quién eres…! ¡Quédate conmigo! Léeme otra vez… una de tus prosas sobre la cordura adolecida por personajes atormentados que despiertan una y otra vez a la reiterada locura cotidiana………………



Este texto lo escribió una amiga, hace muchos años.
Lo he encontrado casi por casualidad.

Es lo que tiene rebuscar en los cajones.
A veces funciona.

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