Tú, que te despiertas a media noche, diciéndome que me quieres.
Tú, que gritas y te alivias, y te quedas dormida en el sofá.
Tú, que caminas o revientas.
Tú, que te vistes, te desvistes, te vistes y te desvistes antes de salir.
Tú, que no quieres ir pero vienes, que te vas pero vuelves.
Tú, que no veías la rana, que no te mareaste, que no sabías conducir.
Tú, que quieres corta la cortina, que no te gusta el naranja pero lo tienes todo naranja.
Tú, que te pusiste de acuerdo conmigo en los nombres.
Tú, que estudiabas mientras yo te espiaba para ver cómo movías las caderas, y hablabas y hablabas.
Tú, que odiaste aquellos pantalones de campana que yo estrenaba.
Tú, que ladeas tu cabeza, que de vez en cuando miras fotos, que lees este blog a hurtadillas.
Tú, que dijiste sí quiero hace casi 180 días.
Tú y tus dos futuras mini-tú.
Tú.
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