Pasillos largos, vienes y vas, color verde caramelo, almohadas mojadas, ventanas mojadas, un timbre.
El hospital se convierte en un infierno venido a menos. Los días pasan. Carmen conversa, aplica la psicología, viene y va giñándome el ojo.
Cada hora que pasa. Cada café que nos tomamos. Amanece y volvemos a vernos. La espalda se vuelve indeleble, de nuevo huele a café, a tostadas de enfermeras, se oyen gritos, llegan visitas, tiemblan las máquinas.
Pasillos largos. Vienes y vas. Los ojos del paciente escrutan a la enfermera. La enfermera me mira. Vuelve la cabeza y rebusca.
Pasillos largos. Puertas que se abren. Días sin dormir.
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