Vuelvo a tener la sensacion de que Amaral es sinónimo de éxito. Corear las canciones, saltar con las vibraciones, o sostener una copa en la mano mientras se tararean uno de esos estribillos insondables.
El éxito pasaba ayer por La Victoria en Cádiz. El de Chiclana hace un par de años fue espectacular no sólo por la música ,las vibraciones o la compañía, sino por el momento; el de anoche fue mágico, el entorno, la arena fría de la noche y la luna. Gato negro y Dragon rojo. Sencillamente inmensos. Como el mar.
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