Mediocre. La propia palabra lo dice. Pero bueno, en Cádiz nadie es mediocre salvo yo. Todos son graciosos, artistas, pintores, poetas, deportistas y sobre todo "guena gente". Es así. La cigüeña se debió equivocar cuando me soltó de su pico en la provincia con más graciosos por metro cuadrado del mundo. Qué arte, qué bien baila, qué bien canta, qué buenos chistes que cuenta. Yo para ser gracioso no quiero un camión, sino una tonelada de whisky (bueno, whisky no, q no me gusta demasiado, prefiero si puede ser un poco de ron anejo de Cuba o Santo Domingo, me da lo mismo).
Yo ni soy gracioso ni quiero serlo. Ni soy artista ni quiero serlo. Ni soy el mejor en nada que tenga que hacerse delante de un escenario ni pretende llegar a serlo.
Simplemente mediocre. Porque en el término medio está la virtud, y la mediocridad es el término medio de quienes no nacieron para arrasar pero tampoco morirán siendo arrasados.
No todos los gaditanos pueden tener arte, gracia y salero.
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