sábado, 4 de octubre de 2008

CHICLANA, UN PASTEL MUY GOLOSO

Chiclana es un pastel goloso, de eso no cabe duda. Y como niños hambrientos el día de su cumpleaños, esta tarta se está repartiendo a trozos desiguales. En estos momentos unos neófitos dirigen un Ferrari de 150 millones largos de presupuesto. Su experiencia en política (de la seria, si es que existe), era poca. Sus voluntades, muchas. Sin embargo, y tras un año en el gobierno, algunos de ellos han perdido el norte.

Seguramente ustedes piensen que un servidor no es nadie para juzgar. Pero sí, como chiclanero, votante (que somos pocos, cada día menos), y como alguien íntimamente relacionado con la situación política de la ciudad (para mi desgracia la mayoría de las ocasiones), tengo una responsabilidad que no es otra que la de contar, bajo mi prisma, lo que está pasando.

El otro día un alto cargo de una empresa municipal me decía que hay que buscar siempre dos prismas diferentes, comparar las cosas y no quedarse con la primera versión. Cierto. Lo que ocurre es que, como ya le comenté a él, toda actividad humana es subjetiva por definición, puesto que todos somos diferentes y tenemos una visión distinta de la misma cosa.

En Chiclana no cabe duda de que ha habido una conjunción de factores. Era inesperado que Ernesto Marín ganara las elecciones (la noche electoral apenas sufría hasta que no vio posible arrebatar al PSOE la mayoría), pero más inesperado era que en poco más de un año un nuevo gobierno estuviera al borde del abismo. Por experiencias cercanas todo el mundo sabe que las alianzas de este tipo no tienen mucho recorrido. Sin embargo, Chiclana parecía que sería diferente, puesto que la unión por los objetivos comunes se suponía sólida, y las ganas de trabajar por cambiar la realidad de los últimos años serviría de pegamento.

Los errores no tardaron en llegar. El primero, quizá, no creer en que era posible navegar a cuatro velas. El segundo, y mucho más importante, dejar en manos de gente sin escrúpulos, en muchas ocasiones venidos de fuera y con un bagaje poco recomendable para llevar ciertas parcelas, algunas responsabilidades del gobierno.

Y encima está el ego de muchos de los que antes criticaban a un gobierno que estaba desgastado del uso y del tiempo, pero que están pasando a la historia como buenos gestores al lado de quienes han decidido ponerse en mundo por montera y corromperse con el poder. Ejemplos los hay, y muchos. Intereses también. Y lejos de un posicionamiento político que no existe aunque muchos crean que sí, lo cierto es que cada vez veo más claro que hace falta un cambio, una regeneración, una bocanada de aire fresco y de juventud, que, pese a quien le pese, el gobierno cuatripartito no ha sabido traer a esta ciudad y que, nos cabe la duda, a lo mejor tampoco representan los otros.

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