Por mucho que lo intento , creanme, no puedo evitarlo. En los últimos meses, y a raíz de varios episodios personales-laborales, he tenido ocasión de ver actitudes que distan mucho de ser sensatas. Pero vamos a lo que importa. Hace pocos días Chiclana ha perdido un crítico. Más allá de recordarle como aquel compañero ácido de la práctica del CAP, Miguel Ángel Bolaños se ha convertido en una de las pocas esperanzas en la prensa de la ciudad. Su lengua (viperina) se ha pasado por el forro a más de un personajillo de la política venido a más, y tampoco ha dudado en decir las cosas cuando había que decirlas, y escribirlas en la tribuna que legó de mi persona cuando había que escribirlas.
En fin. Como no estoy yo hoy para derramar lágrimas utilizaé lo que se ha escrito en el CHICLANA INFORMACIÓN (medio en el que trabajaba hasta hace poco) en su editorial de esta semana; y es que éste adiós es sólo un hasta luego, y es que gracias a su compañía en algunos momentos las vivencias en algunos días de este trabajo periodístico en Chiclana han sido más amenas y menos dolosas.
De todas formas, habría que recordar a algunos que ahora loan a MAB las críticas que realizaban antes; habría que recordar a más de uno, que ahora toma como suyo el fichaje de uno de los periodistas (ni él ni yo lo somos, qué más dá), como propio, que lo único que hicieron fue dejar pasar, dejar entrar, dejar hacer... como hacían siempre (verdad Sergio?)...
Desafortunadamente, no todos tuvimos el tiempo y el espacio para despedirnos como nos hubiera gustado... quizá porque la competencia era dura y la elección, envidiada...
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