jueves, 25 de diciembre de 2008

MALDITA SEA

Maldita sea mi suerte. El viento ha tumbado las últimas hojas de ese árbol, ha dejado en mi escritorio una pluma sin tinta, ha arruinado la cosecha del viejo agricultor sin nombre y ha traído a mi vida efluvios de vinos prohibidos.
Ahora, justo cuando la infancia comenzaba a quedar tan lejos el diablo se ha vestido de princesa. Ahora cuando el mundo había aprendido a girar sólo va y se para. Se convierte en ese rincón mezquino, en ese cuarto oscuro del castigo más lejano, ahora que pensaba que era invencible e inmortal el maldito mundo se convierte en mi enemigo íntimo, en mi compañía diaria, en mi pan de cada mañana.

Maldita sea mi suerte. Tengo todo lo que cualquier hombre pudo nunca imaginar. Y el anochecer sólo me trae desgracias, amanece y sigo teniéndote cerca cuando ya te has ido y tu perfume se ha convertido en mi segunda piel.

Como decía Nadia a Manuel no me quieras más de lo que yo te he querido a tí. Jamás.

Hazlo. Bésala como quien Dorian Gray besaría a su retrato. Devuélveme la vida maltito destino. Devuélveme mi independencia, la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Y sobre todo devuélveme el corazón, robado por unos intrusos y hecho trizas en el camino de vuelta del edén.

Si ahora estás borracho entenderás por qué el mundo es tan cruel con los sobrios. Deja tu espíritu bohemio y sal de aquí. Abandona mi cuerpo, maldita sea. Vete. No me obligues a matarte.

Maldita sea mi suerte. La mia y la de todos los que son como yo, si es que hay alguno cerca...

No hay comentarios: