Joder. Los astros se alían contra mí últimamente. Estoy hecho un cromo. Para colmo, anoche en la ducha me entró champú del pelo en los ojos. Y me sigue escociendo. Así, directamente, sin anestesia. Ahinsss, mis ojitos...
Esta mañana el té estaba frío; qué coño frío. Helado. Era como si el microondas (¿se escribe así?) hubiera seleccionado por sí mismo la opción de congelar en vez de calentarme la dichosa tacita. Le di tantos minutos de tiempo que me quemé al cogerla....
Ahora el termómetro de mi salón marca 9 grados. La humedad tiene tres dígitos casi. No tengo ganas de salir, aunque tengo ofertas. La verdad es que mis pies son dos bloques de hielo. Qué humedad hace en Cádiz, joio... Y yo sin estufita...
El mundo al revés. Menos mal que entre mis momentos nostálgicos ayer tuve un hueco para ver al gran Manu. Me encanta. Os dejo el enlace del monólogo de ayer sobre la Navidad. Buenísimo lo de los ojos de la gamba...
Y si no os gusta Manu, os pongo una fotito mía en plan artística. No te rías mucho, Gustavo, cabrón...
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