martes, 27 de enero de 2009

OJOS TRISTES


El perrito del salón está triste.

¡Busca!, ¡husmea, maldito chucho!, le recrimino.

Él me mira. Sólo me mira y suspira.

El perrito del salón está ausente. Ya no mueve su cola de forma compulsiva.

¡Ladra, maldito chucho!, le grito.

Es inútil.
Él me mira. Sólo me mira.

Como buscando una respuesta.
Como implorando una caricia.
Como esperando una sonrisa.

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