Cada día que pasa me arrepiento de no haberte dicho que te quería por última vez.
Aquella tarde, junto a la cama, con la mano asida a mi pecho, aquella vez en que te fuiste para siempre, lentamente, como si hubieras esperado a que yo llegara para irte en paz.
Cada segundo que pasa me arrepiento de no haberte dicho que te quise tanto y durante tanto tiempo que dolía, que los años que pasamos sin vernos fueron siglos, que los lamentos se volvieron alegría aquella tarde cuando supe que volveríamos a vivir bajo el mismo techo.
Cada instante que pienso en tí, y hoy he vuelto a hacerlo, me derrumbo y no debería porque se que donde quiera que estés sigues aquí conmigo.
Ahora, cuando la madrugada del final del verano llega a mi ventana, vuelves a estar en mi mente.
Ojalá algún día volvamos a encontrarnos y pueda decirte todo lo que no pude ni aquella tarde ni aquellos años que pasamos enfadados.
Cada segundo, cada día, cada noche que pasa me gustaría sentirte a mi lado.
Tanto como aquella tarde en la que, por última vez, agarrada de mi mano, te fuiste para siempre de mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario