lunes, 5 de octubre de 2009

COBRAR POR IR A CLASE

Es lo que me faltaba por leer... esperemos que a nuestro querido ZP no le de por importar la medida gabacha...

En El Mundo de hoy.



Cobrar por ir a clase
RUBÉN AMÓN desde París

5 de octubre de 2009.- Nicolas Sarkozy se hizo famoso por implorar y por desear que los niños franceses se pusieran de pie cuando entrara el profesor en clase. Era su manera de reivindicar la educación, los valores y la jerarquía, aunque su discurso de investidura de 2007 no aludía a la insólita iniciativa que algunos colegios han puesto de actualidad hoy en la periferia de París: los estudiantes aplicados recibirán dinero en metálico... por asistir a clase.

Se trata de una media experimental y localizada que pretende contener el problema del absentismo escolar. Partiendo del prosaico y totémico 'bote', cada aula concernida en el concurso podrá repartirse 2.000 euros al término de cada seis semanas si los niveles de asistencia y de rendimiento colectivo se atienen a una cierta normalidad.

El dinero se divide entre los alumnos y se dedica a fines nobles predeterminados. Sea para financiar el carné de conducir, el viaje de fin de curso, el material lectivo suplementario u otra suerte de actividades culturales convenidas por el claustro y el alumnado.


El presidente francés Nicolás Sarkozy y la ministra de Educación, Valerie Pecresse, durante una visita a la Universidad de Avignon.| AFP

Quiere decirse que una clase de buena conducta podría llegar a fin de año con 10.000 euros. Se espera que los estudiantes cumplidores 'presionen' a los vagos y a los ausentes. También se presupone que el peso del superbote se convertirá en estímulo absoluto.

El experimento ha comenzado a desarrollarse en algunos colegios de Creteil (periferia parisina). El rector de todos ellos, Jean Michel Blaquier, admite la extravagancia de la iniciativa, pero también antepone el fracaso de todas las estrategias que se han emprendido hasta la fecha para luchar contra el problema del absentismo.

La ministra de Educación, Valerie Pecresse, ha adoptado una posición de reserva y de incredulidad, mientras que la oposición socialista mantiene una actitud beligerante: "lejos de responsabilizar a los alumnos, la implantación de esta medida alimentará un sentimiento de injusticia con un riesgo de incremento de la violencia en estos centros", decía Jean-Paul Huchon en nombre del PS.

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