viernes, 25 de diciembre de 2009

LLUEVE

Llueve. Pero la lluvia ya no significa lo que significaba antes, se ha convertido en rutina, en desecho, en molestias.

Cuando tú y yo abrimos esta mañana los ojos la diferencia fue de un instante, un detalle, una mirada.

Los cristales están mojados, el olor de las velas perfumadas nos ciega y la prontitud de los deseos causa estragos.



Llueve. Pero esta lluvia no dignifica, no dilata, no nos moja.

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