Temprano. Los ojos cubiertos aún por la madrugada, el desayuno en la mesa, el incienso apagado pero aún oliendo.
Las luces comienzan a apagarse. La carretera se estrecha a medida que el coche avanza, y las flores mueren con la escarcha del invierno incipiente.
Temprano. Las cuentas saldadas con quienes nunca debieron pagar. El dinero de mano en mano, lo incierto del futuro, las huidas hacia delante, las pesadillas.
El aire se ha vuelto irrespirable, las cenizas brillan convertidas en rescoldos en el infierno, las palabras pierden el sentido, los aviones no llegan a su hora.
Volvemos a despertar demasiado temprano.
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