Mar ha llegado hoy con su sonrisa puesta de Inglaterra.
El tiempo esquiva dobleces, emborrona nuestra memoria, nos concede una tregua.
Mar ha llegado hoy, y mientras yo golpeaba suavemente el cristal del coche antes de que parara, ella sonreía al verme y agitaba su mano deseando abrazarme.
El tiempo se detiene con su mano suave, su mirada transparente, su voz aguda.
Mar ha llegado hoy.
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