viernes, 2 de enero de 2009

DUELE...

Duele. En lo más profundo del alma. Como el chirriar de las ruedas en el asfalto, como el retumbar del tambor en las procesiones. Duele en lo más profundo del corazón, duele como si la vida acabara hoy y no hubiésemos tenido la valentía suficiente para decirle a nuestros seres queridos cuánto los queríamos.

Duele como el viento y la hojarasca en en frío del otoño. Como el golpe irregular de la lluvia que cae afuera en los cristales empañados por mi respiración. Duele como un golpe en las rodillas que desestabiliza nuestra coraza. Duele como el tic-tac del reloj en la sala de espera de un dentista. Duele.

Gracias a todos los que me habeis felicitado. Sabed que vuestros mensajes también duelen. Todos y cada uno de ellos duelen en el alma, duelen en el vientre y duelen en el corazón. Incluso los fríos. O mejor dicho. Sobre todo los fríos.

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