El tiempo pone a todo el mundo en su sitio.
Todos los lameculos que a día de hoy viven en el Ayuntamiento regresarán a las madrigueras de donde nunca debieron salir.
Sin rencor, pero con inquina, escribo estas líneas para expresar el rechazo a las actitudes sectarias que algunos cargos de confianza de los políticos locales tienen a diario con nosotros.
El último ejemplo ha sido hoy. El culpable, C.E.G., ha vuelto a ir por los fueros por donde solía.
Espero que esté satisfecho. A mi no me causa dolor porque nunca tuve ese espíritu competitivo de otros, pero sí rabia porque hiere mi profesionalidad y mi entendimiento por su falta de confianza, oscurantismo y soberbia.
Ellos sabrán. Yo ya estoy por encima.
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