Sonrisas que van por dentro. Lágrimas que vienen y van. Sentimiento de vacío, impotencia, soledad.
Como los payasos que deambulan por la acera. Esperando la oportunidad para aprender a volar y hacerlo sin miramientos.
Todos aquellos días que soñamos con llegar aquí quizá no merecieron la pena.
Al final el mundo dejó de girar, la máquina de las ilusiones ha devuelto la moneda. El infierno ya no tiene vuelta atrás.
Os dejo la foto más bonita que he visto últimamente. Te la tomo prestada, Pelu.
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