
El tatuaje recorre su cintura como una manada de lobos salvajes un corderito indefenso.
Verde, verde claro, amarillo y algo de celeste. Parecen flores encadenadas, pintadas a dolor.
Sombrilla azul a rayas, vestido ocre, sombrero de ala corta, pubis sin afeitar, y una manzana.
Tendrá treinta y tantos largos. Cabello suelto y melena al viento. Se quita las bragas y añora compañía mientras remoja sus tobillos en la orilla de la playa.
Mira a su alrededor. Está desnuda pero el tatuaje no se mueve, y ella tampoco.
Sobre la toalla parece una princesa, hippy, pero una princesa.
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