El mar en calma. Los guiris me ven llegar sin pasión pero convencidos de que son unos afortunados.
Baja la escalera, melena al viento, la última turista del día que, cortés, me saluda con una sonrisa.
Fue mi último baño del verano.
De él solo queda ya una sombra.
Por ahora.

No hay comentarios:
Publicar un comentario