Casi nunca las cosas son como parecen. Ni el estrés de hoy siqiuera.
Siento los ratos malos, los malos presentimientos, la desidia, el sol cegando nuestros ojos, la miel del asno.
Los caballos felices se debilitan y mueren por picaduras de mosquitos. La vida pasa y la piel se vuelve anciana al mismo ritmo que nos salen canas, cumplimos años y vemos pasar a los demás por delante sin saludar. ¿Acaso algo tiene algún sentido?
El mundo es un pasillo de reflejos, imágenes borrosas y buenos días en la cama.
La foto es cortesía involuntaria de Paquito López.
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