lunes, 28 de mayo de 2012

Veinte años menos

El hombre mira a la joven. Se atusa el pelo, se sienta, cabecea un poco y saca un libro. Cómo disimular el encanto, -piensa-, cuando la ve recogerse la falta, alzar la mirada a su alrededor y desprender su perfume idiotizante. El hombre recurre al pensamiento furtivo. Recuenta hasta cien por tercera vez para evitar la tentación de la mirada de soslayo, y se frustra. La chica pasa la mano por el bolso como apretando contra su piel la esencia del teléfono móvil que guarda dentro. Hace una leve mueca de desolación al comprobar que el carmín se le ha corrido, y que su cara ya no reluce como hace solo cinto minutos, cuando se miró por última vez al espejo. El hombre mira a la joven y piensa. Si tuviera 20 años menos...

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